Era posterior a la minería: el destino de Bitcoin después de que se extraiga la última moneda

Era posterior a la minería: el destino de Bitcoin después de que se extraiga la última moneda

Bitcoin es reconocido como un activo deflacionario debido a su oferta finita, limitada a 21 millones de monedas, una especificación diseñada para combatir la inflación y simular escasez. Hasta 2023, ya se han extraído y están en circulación más de 19 millones de Bitcoins, lo que da la ilusión de que el límite está cerca de alcanzarse. Sin embargo, este no es exactamente el caso.

Los eventos periódicos conocidos como "reducciones a la mitad" reducen sistemáticamente las recompensas que reciben los mineros por agregar nuevos bloques a la cadena de bloques, lo que ralentiza la tasa de creación de nuevas monedas. Este intrincado diseño garantiza que las fracciones finales de Bitcoin sólo se extraerán alrededor del año 2140, lo que marca el final del proceso de extracción de la moneda.

El techo de oferta de Bitcoin: ¿por qué sólo 21 millones de monedas?

La limitación de la oferta de Bitcoin puede atribuirse a varias consideraciones, la principal de las cuales es el deseo de protegerse de la inflación. La escasez inherente de este activo digital está diseñada para mantener, o posiblemente aumentar, su valor con el paso del tiempo.

Entonces, ¿por qué el suministro está limitado específicamente a 21 millones de Bitcoins? Se cree que Satoshi Nakamoto , el misterioso creador de Bitcoin, imaginó que el valor de 0,0001 BTC equivaldría aproximadamente a 1 euro. Esto implica que si Bitcoin suplantara a las monedas fiduciarias tradicionales, cada uno de los 21 millones de Bitcoins equivaldría aproximadamente a un millón de dólares.

El establecimiento de una oferta fija es una medida deliberada para simular la escasez y la naturaleza deflacionaria de los metales preciosos como el oro, reforzando su apodo de "oro digital". Al imitar las características de los recursos finitos, Bitcoin pretende posicionarse como una reserva de valor, resistente a la devaluación a la que pueden estar sujetas las monedas convencionales debido a prácticas como la sobreproducción y la flexibilización cuantitativa.

Además, esta oferta limitada también fomenta una sensación de urgencia y deseo, lo que podría impulsar al alza la demanda y, por extensión, el valor de Bitcoin. A medida que el activo se vuelve cada vez más escaso, su valor percibido puede seguir aumentando, impulsado por los principios de oferta y demanda. En teoría, el límite especificado actúa como una contramedida a las presiones inflacionarias, permitiendo a Bitcoin preservar (y potencialmente mejorar) su poder adquisitivo con el tiempo.

La elección de 21 millones también sirve como un equilibrio meticuloso, permitiendo suficiente granularidad para las microtransacciones y al mismo tiempo manteniendo la escasez. Esta restricción calculada garantiza que Bitcoin siga siendo un medio viable para transacciones, tanto grandes como pequeñas, preservando al mismo tiempo su naturaleza deflacionaria y su potencial como inversión a largo plazo.

Por lo tanto, el límite de Bitcoin a 21 millones de unidades no es arbitrario sino más bien un diseño bien considerado destinado a garantizar su longevidad, relevancia y estabilidad en el ecosistema financiero.

Límite de 21 millones de BTC: una mirada a las posibilidades de circulación total.

La respuesta inequívoca es "no" y hay varios argumentos que respaldan esta afirmación. En primer lugar, una cantidad sustancial de Bitcoins se presume irrecuperable, sellada en las billeteras de personas que han perdido sus claves privadas o frases iniciales o han fallecido. Los estudios de 2020 sugieren que casi una quinta parte de todos los Bitcoins se pueden perder para siempre, un porcentaje que probablemente haya aumentado en los años siguientes. Si estos Bitcoins no se recuperan, alcanzar la marca de 21 millones de circulación es inalcanzable.

Sin embargo, suponiendo que los Bitcoins "perdidos" todavía se consideren válidos, las proyecciones indican que casi alcanzaríamos el hito de los 21 millones alrededor del año 2140, marcando la extracción del último Bitcoin, un consenso ampliamente aceptado por los expertos en la actualidad.

El segundo impedimento para extraer 21 millones de Bitcoins se debe al redondeo hacia abajo de fracciones de BTC menores a 1 Satoshi (0,00000001 BTC). Este proceso de redondeo a la baja sitúa el logro de la marca de 21 millones en el ámbito de la imposibilidad, aunque los mineros se acercarán mucho a este umbral.

Dadas estas circunstancias, parece improbable lograr una circulación total de 21 millones de Bitcoins. El escenario en tiempo real revela alrededor de 15 millones de Bitcoins en circulación de los 19 millones que han sido minados. Se prevé que este número se reducirá aún más una vez que la recompensa del último bloque se distribuya en las billeteras de los mineros, lo que enfatiza la naturaleza deflacionaria de Bitcoin y su escasez inherente, que se considera que fomenta su valor con el tiempo.

Además de estas circunstancias, las reducciones a la mitad programadas en el código de Bitcoin, que reducen las recompensas en bloque para los mineros a la mitad aproximadamente cada cuatro años, disminuyen exponencialmente la velocidad a la que se crean nuevos Bitcoins. Esta escasez, combinada con la pérdida de Bitcoins, significa que la oferta circulante siempre permanecerá por debajo del límite máximo teórico, lo que refuerza aún más la propuesta de valor de Bitcoin como reserva de valor.

La correlación entre la escasez de Bitcoin y su valoración

El principio de escasez destaca como un elemento fundamental a la hora de determinar el valor sostenido de Bitcoin. La disponibilidad limitada de esta criptomoneda aumenta el valor de cada una de sus unidades. No obstante, es crucial comprender que la escasez por sí sola no dicta el valor. Por ejemplo, si crea un retrato único, a pesar de su escasez, su valor podría no ser comparable al de Bitcoin: la escasez junto con la demanda impulsa el valor real.

La escasez alimenta el valor de los artículos y activos que tienen una gran demanda. El suministro finito de Bitcoin, junto con la realidad de que se presume que millones de Bitcoins se han perdido debido a claves privadas irrecuperables, hace que este codiciado activo digital sea aún más valioso. No obstante, la escasez no es la única variable que afecta el valor de Bitcoin; La demanda del mercado, los avances tecnológicos, el entorno regulatorio y los factores macroeconómicos también desempeñan un papel importante.

El modelo Stock-to-Flow (S2F) es un modelo de valoración que ha intentado pronosticar el valor futuro de Bitcoin centrándose en la escasez, afirmando que a medida que Bitcoin se vuelva más escaso, su valor aumentará. Este modelo ha enfrentado críticas y escepticismo sustanciales, particularmente porque predijo que para 2025, un solo Bitcoin estaría valorado en $1 millón. Por el momento, esto parece demasiado optimista y no es ampliamente aceptado como un escenario plausible en las condiciones actuales del mercado.

Además, el valor inherente de Bitcoin también depende de su utilidad, seguridad y adaptabilidad. Su tecnología blockchain descentralizada y segura, su creciente aceptación como forma de pago y su potencial como cobertura contra la inflación contribuyen a su valor general. El continuo desarrollo y mejoras en la red Bitcoin también tienen un impacto directo en su valor, y los avances en escalabilidad y sostenibilidad actúan como catalizadores potenciales para el crecimiento de los precios.

En consecuencia, si bien es innegable que la escasez contribuye al valor de Bitcoin, es la interacción de múltiples factores lo que determina colectivamente su precio en el mercado. Equilibrar el optimismo con el realismo es esencial al pronosticar el valor futuro de Bitcoin, considerando el panorama en constante evolución de las criptomonedas y la tecnología blockchain.

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¿Qué sucede después de que se extrae el último de los 21 millones de Bitcoins?

Cuando llegue el punto en que se hayan extraído todos los Bitcoins, se producirá un cambio significativo en la dinámica operativa de la red. Sin embargo, el proceso fundamental de minería mantendrá su papel integral en el mantenimiento de la funcionalidad y seguridad de la red. Los mineros pasarán de ser recompensados con nuevos Bitcoin a ganar únicamente a través de tarifas de transacción, lo que les servirá como incentivo continuo. Esencialmente, la estructura fundamental de la red, basada en el protocolo Prueba de trabajo (PoW), se mantendrá firme y los mineros continuarán validando transacciones y obteniendo recompensas. El cambio girará principalmente en torno a la fuente de recompensas de los mineros.

Predecir las implicaciones precisas que esto tendrá para los mineros y la red en general es actualmente especulativo, considerando que este escenario se materializará aproximadamente en el año 2140. La trayectoria futura de Bitcoin, dadas sus críticas actuales relacionadas con su consumo de energía PoW, sigue siendo especulativa. Existe incertidumbre en torno al estado de Bitcoin, si mantendrá su prevalencia como medio de pago o como depósito de valor, y cuántos Bitcoins estarán efectivamente en circulación.

El panorama cambiante de las criptomonedas plantea la posibilidad de que nuevas innovaciones y proyectos puedan eclipsar a Bitcoin cuando se extraigan las últimas fracciones de Bitcoin. Existe preocupación dentro de la comunidad de expertos sobre posibles estrategias adversas por parte de los mineros para mejorar sus ganancias debido a la ausencia de recompensas en bloque, como la manipulación de las tarifas de transacción o la participación en una "minería egoísta". Esta forma de minería implica que actores maliciosos crean una bifurcación en la red para ocultar y posteriormente liberar bloques, lo que les permite apropiarse indebidamente de fondos de otros usuarios.

Sin embargo, es crucial abordar estas especulaciones futuras con una perspectiva equilibrada. Dado el ritmo evolutivo de la tecnología y los cambios en las finanzas globales, el papel de Bitcoin y su dinámica operativa podrían sufrir transformaciones imprevistas. El desarrollo de nuevos algoritmos de consenso, los avances en la computación cuántica y los posibles cambios en los panoramas regulatorios globales podrían desempeñar papeles fundamentales en la configuración de la futura existencia y funcionalidad de Bitcoin. El sector de las finanzas descentralizadas ( DeFi ) y los avances en la tecnología blockchain también probablemente afectarán la utilidad y la percepción del valor de Bitcoin en los próximos siglos.

Esta comprensión matizada de los posibles desarrollos futuros subraya la importancia de la observación y el análisis continuos de las tendencias e innovaciones en evolución dentro del espacio de las criptomonedas y blockchain para anticipar y adaptarse mejor a las próximas fases del ecosistema de activos digitales.

Conclusión

Al contemplar los escenarios futuros de un mundo donde se hayan extraído todos los Bitcoins, nuestras conjeturas se basan fundamentalmente en las circunstancias y entendimientos actuales. Es probable que una infinidad de variables imprevistas, tanto sustanciales como matizadas, desempeñen un papel fundamental en la configuración de la trayectoria de Bitcoin en las próximas décadas, haciendo que nuestras proyecciones actuales sean inherentemente especulativas.

Sin embargo, en un intento de mirar hacia el futuro lejano de Bitcoin, nos vemos relegados a depender de datos históricos y tendencias actuales. La extrapolación de estos nos proporciona un marco probable para interpretar posibles estados futuros, aunque con incertidumbres inherentes.

Las ramificaciones reales de la extracción del último Bitcoin son fundamentalmente desconocidas y las predicciones varían ampliamente. Si las circunstancias contextuales que rodearon el evento reflejan nuestro mundo contemporáneo, los resultados pueden variar desde que la red mantenga su equilibrio (un pronóstico optimista) hasta que los mineros recurran a prácticas perjudiciales en un esfuerzo por optimizar sus ganancias (una perspectiva pesimista). Es importante destacar que el consenso general es que la red persistirá, aunque en formas alteradas, después del cese de las recompensas en bloque, y los mineros conservarán suficientes incentivos.

Sin embargo, se prevé que este período de transición plantee preguntas y desafíos matizados a la comunidad Bitcoin, probablemente fomentando innovaciones y adaptaciones dentro de la red y el ecosistema blockchain más amplio. El año 2140 y el cese asociado de las recompensas de la minería de Bitcoin representan un mero fragmento de los desafíos y transformaciones que el panorama de las monedas digitales está a punto de experimentar.

Los paradigmas en evolución de las finanzas descentralizadas, los marcos regulatorios y las tecnologías blockchain probablemente impondrán nuevas dinámicas y demandas a Bitcoin y su comunidad. La capacidad de adaptación de la red y sus partes interesadas, la evolución de la seguridad criptográfica en la era de la computación cuántica y el surgimiento de nuevos modelos económicos y sistemas de valores son variables que podrían remodelar significativamente las perspectivas y la relevancia de Bitcoin en una era post-minería. mundo.

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¿Alguna pregunta?

Es difícil predecir con precisión, pero las pérdidas, las billeteras bloqueadas y las monedas no reclamadas pueden reducir significativamente la cantidad en circulación activa.

Sí, los avances tecnológicos y la aparición de nuevas criptomonedas con características mejoradas podrían eclipsar a Bitcoin.

Se espera que la escasez aumente su valor; sin embargo, la dinámica del mercado, la demanda y la evolución de la criptomoneda determinarán su valor real.

Existe la preocupación de que los mineros puedan emplear tácticas maliciosas para aumentar las ganancias, como la "minería egoísta", pero esto sigue siendo especulativo.

Sí, Bitcoin todavía se puede utilizar como moneda para transacciones y su escasez puede aumentar su valor como depósito de riqueza.

El impacto es incierto, pero algunos especulan que la dependencia de las tarifas de transacción puede resultar en mayores riesgos de seguridad o cambios en el comportamiento de los mineros.

Se prevé que el último Bitcoin se extraiga alrededor del año 2140 debido a que las reducciones a la mitad se producen aproximadamente cada cuatro años.

Se prevé que las tarifas de transacción serán suficientes como incentivo, aunque el panorama económico y el valor de Bitcoin en ese momento influirán en gran medida en esto.

No, la red de Bitcoin está diseñada para seguir funcionando, permitiendo a los usuarios enviar y recibir Bitcoins.

Cuando se extraiga el último Bitcoin, los mineros ya no recibirán recompensas en bloque, pero seguirán ganando tarifas de transacción, manteniendo la seguridad de la red y verificando las transacciones.

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